La normativa chilena permite un maximo de mil unidades de coliformes fecales por cada cien mililitros de agua de riego, lo cual se logra con este mecanismo a través de la utilización de titanio como catalizador, el cual reacciona con la luz solar, oxidando la materia orgánica.
Esto se logra usando un ancho canal, que han aplicado en Chillán, donde en el fonde se ubica el dióxido de titanio, dejando fluir muy lentamente el agua, con una profundidad máxima de cinco centímetros, alcanzando a eliminar hasta un 96% de los coliformes durante el primer año y hasta el 87% en el segundo.
El titanio, a pesar de ser bastante caro, con 14 kilos se pueden depurar unos 3.600 litros cada hora durante unos cinco años, con lo cual valdría la pena la inversión a largo plazo.
Fuente: Ecoloquia
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